Cualquiera que sea el tipo de recipiente a usar, estas deben estar absolutamente limpias. Esta limpieza se hará con agua hirviendo. La bañadera bien limpia se llena hasta las dos terceras partes con agua hervida y aun caliente.
Se deberá poner bastante como para que el bebé pueda ser bien aseado, pero no tanto como para que el agua rebalse de la bañadera con el recién nacido dentro.
El agua no debe ser demasiado caliente, porque quemaría al niño; no debe ser fría, porque se resfriaría.
La temperatura del agua debe ser igual a la del cuerpo, es decir unos 37 grados, cuando no se tiene termómetro, basta con sumergir la mano en el agua de la bañadera, y cuando la mano experimenta una sensación agradable, entonces se puede poner el bebé en el baño.
